jueves, 18 de noviembre de 2010

La represión de los curas de Aller llegaba a los bailes

En el nacional-catolicismo la represión llegaba a cualquier manifestación pública, incluidos los bailes. Tanta era la represión en el concejo de Aller -Ramón Campal, el que tiene una calle a su nombre en Cabañaquinta, vigilaba a las parejas desde los balcones que daban a la plaza, para luego afearles su conducta poco cristiana en público- que el mismísimo Gobenardor Civil franquista en julio de 1941 le dirige oficio al alcalde de Aller informándole de que autorizó dos bailes "al aire libre" en Collanzo. El Cura de Collanzo, Pablo Gutiérrez Zapico, se manifestaba en contra de tales bailes, por considerarlos contrario a la moral católica, y el Gobernador -que suponía que los jóvenes fueran al baile y se divirtieran en aquella inmensa mazmorra que que era Aller, que era España- autorizó los mismos.
la contestación del Gobernador  Civil es desabrida, pues considera que respetando los  preceptos morales y católicos, nada se puede oponer a que se celebren tales bailes. No era de  esa opinión el cura de Collanzo, tampoco el alcalde Fascista de Aller, por eso tiene que dirigirse a ellos en los términos en los que lo hace.
El Gobernador Civil de la provincia era fascista, pero no era tonto. Sabía que se estaban cometiendo todo tipo de tropelías y abusos sexuales con las mujeres que estaban en el "entorno" de los rojos, y que había una gran hipocresía en lo que a materia sexual se refería, empezando por los propios curas. ¿A qué venía, pues, la prohibición que pretendía el cura de Collanzo -Pablo Gutiérrez-  de que se no celebraran bailes al aire libre?

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