jueves, 10 de marzo de 2011

Declaraciones de los Contrarrevolucionarios en 1936

Estas son una muestra -a vuelapluma- de declaraciones de quienes se presentaban a las elecciones de Febrero de 1936. Estas declaraciones de los monárquicos, tradicionalistas, cedistas, y melquiadistas advierten de la necesidad de dar un golpe de Estado, de acabar con la democracia -tal como había hecho Hiltler en Alemania- y de derogar la Constitución. Las palabras de Calvo Sotelo son esclarecedoras, la fe les "ha preservado del acatamiento" a las instituciones, a la Constitución, o  de respetar la bandera tricolor. Por su lado Antonio Goicoechea, expresión máxima del derechismo católico castellano, enfatiza en que es "necesario que se acabe con los partidos antinacionales", "el socialismo estará fuera de la ley".
Gil Robles como Jefe -los mítines se acababan con los gritos de ¡Jefe! ¡Jefe!¡Jefe!, al modo de los que daban en Italia cuando gritaban ¡Duce! ¡Duce! ¡Duce!- de la Confederación de Derechas Autónomas donde Acción Popular y las JAP era el motor y la columna vertebral del Frente Antirrevolucionario -que en Asturias se conoció como Candidatura Contrarrevolucionaria, encabezada por Melquíades Alvarez y en que participaba Vicente Madera del Sindicato Católico de Moreda- "preconiza un frente antirrevolucionario" y la "unidad de acción contrarrevolucionaria". Por otro lado -ya lo había hecho como Ministro de la Guerra- declara sin ambages que "estoy dispuesto a defender y justificar al Ejército", fueran cuales fueran las acciones y decisiones que tomaran. Estas afirmaciones eran necesarías para que el dirigente de Renovación Española -Calvo Sotelo- no tuviera reticencia alguna a participar en las listas de la CEDA, ya que venían desde 1935 llamando abiertamente a provocar un Golpe de Estado en que el Ejército tendría la iniciativa.
Estos eran los democráticos partidos del Frente Antirrevolucionario que no pudieron asumir la pérdida de las elecciones el 16 de febrero de 1936, acusando al centrista Portela Valladares de traidor.
"Esta lucha electoral no tiene más que un objeto: sacar la navaja cabritera", eso sí del costado por donde se desangra España, para ilegalizar a todas las organizaciones obreras y a todos cuantos fueran considerados antiespañoles.

Perdidas las elecciones, seis meses después daban un Golpe de Estado.

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